En el Observatorio de Violencias Institucionales Machistas (OVIM) contamos con un canal de denuncia colectiva a través del cual compartir, de forma totalmente anónima, un caso o historia de violencia institucional machista vivida con el objetivo de hacer incidencia colectiva hacia las instituciones públicas. Pero… ¿Qué significa esto exactamente y por qué dedicar tiempo a registrar tu testimonio?
Si una persona de un servicio público ha obstaculizado o impedido el ejercicio de tus derechos en alguna institución pública, el OVIM es tu espacio seguro. «Es importante saber que contamos con un espacio seguro o de confianza en el que manifestar lo sucedido, un lugar en el que se nos va a escuchar sin juicios de valor», explica Tania Sordo, de Colectiva 1600’s, una de las organizaciones miembro de la asamblea del OVIM. En la misma línea, María Belén Villalobos, de la Asociación Damos la Cara contra la Violencia de Género, recuerda que «por ahora, no existe otra forma de conocer la magnitud de un problema invisibilizado que, en consecuencia, no se está pudiendo combatir eficazmente».
El OVIM cuenta con tres formularios disponibles. El primero, para mujeres y adolescentes que han vivido un caso de violencia institucional machista. El segundo, para el entorno de una mujer, niña, niño o adolescente que ha vivido violencia institucional machista. El tercero, para organizaciones, profesionales o activistas que han acompañado o sido testigo de un caso de violencia institucional machista.
En los tres formularios, el relato es anónimo. Sin embargo, en el caso de las organizaciones, profesionales o activistas, se pide, a ser posible, un registro interno previo para contar con mayor confiabilidad sobre los datos.
Algunos consejos a la hora de rellenar el formulario son:
- Describe tu experiencia con el máximo nivel de detalle posible: qué, cuándo y cómo.
- Evita introducir datos de terceras personas que no desean ser identificadas.
- Acepta la política de protección de datos para cuidar el anonimato.
Gracias al registro de historias se pueden obtener datos para hacer incidencia hacia las instituciones públicas. «Es difícil registrar casos, pero merece la pena. Lo que no se nombra no existe. Se debe reconocer la existencia de las violencias institucionales machistas y repararlas. Es doloroso volver a hablar, pero también puede ser sanador», comparte Tere Sáez de Lunes Lilas, también parte de la asamblea del Observatorio.